Lo curioso es que el motivo de las dos reacciones es el mismo: La violencia y el estilo crudo de sus temas. Si en Serbis el tono desagradable que tenia la trama de una familia porpietaria de un cine porno-gay decadente, ahora el va mas a fondo con el secuesro de una prostituta por una banda liderada por un policía y su final sangriento.
En este medio cruel esta un joven aprendiz de la academia policial que, para conseguir dinero para el sustento de su mujer y su bebe, acaba de acompañar a un amigo, integrante de la banda, en la trágica aventura.
Mendoza no pondera los ojos y el estomago del espectador y no parece preocupado con la reaccion que pueda tener. Es innegable su coraje en construir poco a poco la tragedia que anuncia y mostrar el resultado de ella sin ponderar a la platea.
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