Nuevamente dirigida por Eric Darnell y Tom McGrath, y contando con las voces -en su versión original- de Ben Stiller, Jada Pinkett-Smith, David Schwimmer y Chris Rock entre otros, Madagascar 2: escape to África, hace imposible que los fanáticos de la primera parte se pierdan esta cabal sucesora. Un buen guión, donde a diferencia de la primera parte, cada personaje desarrolla su historia, esto la hace más rica en contenido, pero escatima en cuanto a la diversión.Madagascar 2 extiende lo que Madagascar (2005) hizo mejor: llenar la pantalla con filigranas visuales generadas por ordenador. El humor slapstick (comedia con exageración de violencia física) permanece, igual que el argumento vago. Introduciendo solo unos pocos personajes nuevos que desafortunadamente no son nada memorables.
Destacables los homenajes a varias cintas como Lawrence de Arabia, West Side Story y El rey león, película de la que Madagascar 2 se nutre ávidamente tanto para confeccionar su entramado como para plagiar directamente a algunos de sus personajes; y si no, busquen las diferencias tanto de fondo como de forma entre Scar y Makunga. Estos son los elementos que hacen de un recorrido por África el espacio para cuestionamientos y reflexiones acerca de la amistad, la unión familiar, los valores humanos y cuánto hay de semejante o único en cada uno de nosotros. La banda sonora emerge como un personaje más de la película. “Los neoyorquinos son gente asustada y agresiva”, dice Álex el León a su padre. Frase concluyente, contradictoria pero decidora cuando a lo largo de la cinta se nos presenta neoyorquinos luchadores, casi descendientes del Ave Fénix.
La animación sigue siendo lo mejor, impecable, con unos rostros que derrochan emoción y expresión (el leoncito es maravilloso) y unos escenarios naturales, donde el agua, el pasto, los árboles, parecen verdaderos.
Pero sin lugar a dudas el poder de la cinta converge en el mismo lugar en el que lo hizo su antecesora: el cuarteto de astutos e ingeniosos pingüinos que sigue llevándose las mejores carcajadas y aplausos.
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